Desde una perspectiva en primera persona, poniéndonos en la piel del periodista Miles Upshur, después de recibir una información exclusiva de una fuente anónima, nos adentramos en el manicomio de Mount Massive, en las montañas de Colorado; abandonado con los reclusos y recientemente utilizado por la transnacional corporación Murkoff, que realiza confidencialmente experimentos con los pacientes... confidencialmente hasta que llegamos nosotros (Miles Upshur). El juego acontece de principio a fin en las diferentes instalaciones del manicomio y solamente contaremos con una cámara de vídeo con función de visión nocturna (que deberemos usar muy a menudo, debido a que exploraremos zonas donde reinará una oscuridad absoluta), eso quiere decir también que no podremos defendernos físicamente frente a los enemigos, lo que nos obligará a librarnos de ellos huyendo o escondiéndonos. Sin embargo no deja de ser dinámico y no se hace en ningún momento pesado, añado también que puedes pasártelo en una o dos tardes. Desde el primer momento en el que entramos en el manicomio, después de ser atacado por un recluso muy imponente llamado Chris Walker (con el cual nos cruzaremos más de una vez a lo largo del juego), nos acompaña una atmósfera gráfica y técnicamente muy bien llevada a cabo que todo survival horror debería tener a su manera... ruidos, portazos, susurros de los reclusos y demás cositas que le dan muy mal rollete a uno; y a parte de los 'ingredientes atmosféricos', por llamarlos de alguna manera, nos llevaremos más de un susto, ya sea al abrir una puerta o al estar cruzando un pasillo, por ejemplo. Esto ya realza notablemente el juego, ya que no todos los survival horror son tan dignos de saber asustar y hacérselo, de algún modo, pasar mal al jugador. El apartado gráfico está también muy bien llevado a cabo, con un decorado muy trabajado en el que no faltan los charcos y manchas de sangre y los cadáveres mutilados, tanto de los funcionarios como de los reclusos.
A lo largo del juego nos cruzaremos con diversos personajes, la mayoría de ellos reclusos... muchos de ellos son pacíficos, como el padre Martin Archimbaud, personaje religioso que evitará que huyamos del manicomio pero en cierto modo nos ayudará a descubrir la verdad detrás de la trama. Sin embargo otros (los variantes, mutados por los experimentos a los que han sido somentidos) querrán hacerte la vida imposible, por lo que deberemos tratar de evitarlos... entre ellos están el imponente y enorme Chris Walker que recuerda misteriosamente al Nemesis de Residen Evil 3, el doctor Richard Trager, quien dedica su tiempo libre a capturar y mutilar a diferentes pacientes; o The Brothers, dos variantes gemelos de apariencia más humana que el resto, y que aparecen normalmente de forma más calmada e inteligente, y en muchas de las situaciones en las que nos cruzamos con ellos podemos escuchar sus conversaciones en las que conspiran para matarte de forma lenta y dolorosa... vamos, que en el manicomio lo que se dice buen rollo no hay.
También recogeremos diversos documentos, la mayoría de ellos de análisis de los experimentos a pacientes, experiencias y demás, que poco a poco nos ayudarán a entender la trama. No hablaré más de la cuenta del final del juego, pero sí diré que sorprende, y además crea cierta polémica que podría hacernos pensar quizá en una futura secuela. En cualquier caso debe jugarse para saber de que hablo. Aquí os dejo un tráiler muy currado.
Algo que me deja completamente perplejo son unas bastante buenas críticas que han puesto por las nubes el último largometraje de Guillermo del Toro, Pacific Rim. Claramente empezaré por el argumento, unos monstruos que nos presentan como Kaijus, empiezan a aparecer del fondo del mar, para combatir estos monstruos utilizarán los Jaegers, robots gigantes que necesitan dos pilotos para ser tripulados... bueno, pues a pesar de todos los personajes planos y tramas secundarias que, inútilmente, de algún modo solo tratan de embellecer el guión; amigos... aquí no hay nada más que ver que mamporros entre robots y monstruos, y efectos especiales a porrillo. Todo esto, claro está, acompañado de un apestoso sabor patriota y sensacionalista americano (¿que le ha pasado a del Toro, vendiéndose así a los yankees?). Evidentemente, no todo el protagonismo se lo llevan los robots. Los dos científicos locos quizá sean lo peor que podía ofrecernos Pacific Rim, y digo quizá porque más adelante aparece el último careto que esperaba ver en la película... anda, no jodas ¿es ese Santiago Segura? Pues sí, ya lo que me faltaba... vamos a ver, de verdad ¿qué aporta su presencia aquí? Absolutamente nada, ni humor, ni trama, ni nada. Menos mal que no tardan en cargárselo. Y a pesar de todo otros cameos si que no están tan mal, como el de Ron Perlman (aunque solo sea para realzar su estrellato), pero ni eso arregla el desastre de película. Analizando situaciones y escenas, los Jaegers no dejan de sorprenderte, porque cuando uno de ellos ha soportado una brutal paliza por un Kaiju y de repente se saca una espada dices '¡ah guay! el as en la manga que tenía desde el principio pero no me salía de los huevos sacar para hacer el combate más emocionante y tal ¡claro que sí!'. O cuando uno de ellos se estropea a base de hostias y sus dos tripulantes, padre e hijo, exclaman algo así como "sólo podemos hacer una cosa"... esa cosa consiste en subirse a la cabeza del robot y dispararle unas bengalas al gigantesco bicho, sí... bengalas. No lo hemos liquidado con un robot gigante pero seguro que unas bengalas lo tumban en vez de cabrearlo más, no te jode.
Infumable. Después de ver Pacific Rim uno piensa ¿es esto lo peor que ha hecho Guillermo del Toro? Y sí, seguramente sí.
Hoy en día ir a ver una película de terror con buenas pretensiones es algo que se me hace muy difícil. A pesar de que las películas actuales de terror presenten algún susto merecedor, al final caen en fallos que a día de hoy hacen de dicho género algo decadente... 'Expediente Warren' nos ha llegado en el momento idóneo en el que necesitábamos algo que nos transportara a la vieja escuela del explotado género de los embrujos y las casas encantadas, lejos de convertirse en otra película de masas. James Wan se basa en un caso real que investigó el matrimonio Warren, investigadores en lo que a posesiones sobrenaturales se refiere. Se trata del caso que sufrió la familia Perron en su nueva casa de Rhode Island a comienzos de los años 70, en la que se manifestó una presencia demoníaca. En fin, reconozco que no es precisamente nada convencional en el cine del terror, sin embargo está dirigida de una forma tan cuidada y sofisticada que como resultado obtenemos un film realmente tenso y eficaz, algo que no da muy a menudo el género de terror.
Si bien es cierto, no he podido evitar sentir curiosidad por algunos matices que quedaron un poco en segundo plano, como el caso de la muñeca Annabelle. Su presencia hace introducción a la película así como las dos protagonistas que sufrieron su posesión; y a partir de ahí nos cambian bruscamente de caso, cosa que me pareció en cualquier caso engañosa. El hecho es que corre el rumor de que podría ser protagonista en un nuevo spin-off en el que está trabajando John Leonetti, director de fotografía de Expediente Warren. Sabemos también que está confirmada Expediente Warren 2, noticia que no me hace mucha gracia, sobretodo al no estar dirigida por James Wan. En fin, típica estrategia de marketing de la que se aprovechan cuando una película alcanza cierto éxito.