Con una cerveza cada uno, nos acomodamos, Tyler en el asiento trasero y yo en el delantero. Incluso ahora es probable que Marla siga en casa lanzando revistas contra las paredes y gritando que soy un gilipollas y un monstruo capitalista con dos caras, un cabrón lameculos. Los kilómetros de noche que median entre Marla y yo me deparan insectos, melanomas y virus carnívoros. No se está tan mal donde estoy.
-Cuando a un hombre le cae un rayo -dice Tyler-, la cabeza se le derrite y se reduce a una pelota de béisbol en ascuas; y su bragueta se queda soldada en una sola pieza.
Le digo: ¿Hemos tocado fondo esta noche?
Tyler se reclina y me pregunta:
-Si Marylin Monroe estuviese viva, ¿qué estaría haciendo?
Buenas noches, le digo.
El letrero cuelga del techo hecho trizas y Tyler me dice:
-Pues arañando la tapa del ataúd.
(Fight Club, de Chuck Palahniuk)
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