Crimen y corrupción son etiquetas claves de las que Scorsese se beneficia en la mayoría de sus trabajos. En este caso dicha corrupción está directamente relacionada con los corredores de bolsa, dentro de una historia basada en hechos reales sobre el corredor de bolsa Jordan Belfort, cuyo guión está elaborado por Terence Winter (Los Soprano), quien se sirvió de la propia autobiografía de Belfort para llevarlo a cabo. Un Jordan Belfort interpretado por un formidable DiCaprio, a quien vemos por quinta vez en una película de Scorsese ('Gangs of new york', 'el aviador', 'infiltrados' y 'shutter island' son las anteriores).
Desde el primer momento somos testigos de los despiadados rituales que usan unos corredores de bolsa sin escrúpulos para vaciar el dinero de sus clientes y llenárselos ellos. Matthew McConaughey, en un papel brillante pero algo fugaz para una película de 3 horas, es quien se encarga de sumergirnos en ese mundo de corrupción bursátil.
Por otra parte, poco hincapié se hace en conceptos y tecnicismos de carácter económico, o se hace muy por encima. No es ese el objetivo de la película. Lo que nos muestra la película es el mundo de exceso de los miembros de una empresa que están podridos de dinero usando métodos ilegales para beneficiarse de él. Y lo más curioso, algo que le da mucho mérito al genio de Scorsese, es que aunque dichos miembros son unos verdaderos cabrones y unos pijos sin escrúpulos no podemos evitar simpatizar con ellos.
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Pocas películas de tres horas son capaces de pasar ante nuestros ojos tan fugazmente. Aquí el ritmo no decrece en ningún momento, si no todo lo contrario. Una atrevida espiral de drogas, sexo y mucho humor negro donde no hay lugar para el aburrimiento. Sigue siendo igual de cautivadora incluso cuando la película adopta un tono más serio y un giro más dramático. El director de "Toro salvaje" sigue por el buen camino y una vez más nos demuestra que no ha perdido el norte. Y por si no os he convencido os dejo una de las perlas que forman parte de sus diálogos:
"-Véndeme este bolígrafo.
-¿Quieres que te venda este boli? Está bien: escríbeme tu nombre en la servilleta.
-No tengo boli.
-Exacto. oferta y demanda, amigo mío.
-¿Veis lo que digo? Hay que crear necesidad. Hacer que quieran comprar las acciones, como si lo necesitaran."